miércoles, 15 de diciembre de 2010

NADA. ERES NADA.

¿Estamos tranquilas?

- NO, estamos muertas.


Esta quietud te duele, te duele como debe doler el fondo del mar, así como duele la ira de Dios.

Esta quietud te perturba, te lleva a mezclar lágrimas blancas con lágrimas rojas y llegar a nada. Lee bien: A NADA.

Cuanto odias esa nada en la que estás sumergida, cuanto odias mis pasos detenidos por la nada de cemento, por la nada de lodo, por la nada de acero.




Cuanto odias tu silencio.

Cuanto odias tu reflejo.



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